Últimas tardes con Teresa, Juan Marsé


En Últimas Tardes con Teresa, Juan Marsé desenvuelve grácilmente una historia que va dibujando y desdibujando unos personajes tan propios que da miedo encontrarlos en cualquier parte de nuestro pensamiento. Y digo propios no porque nos sintamos igual que ellos, sino porque sabemos de antemano el desenlace de las situaciones que viven en el libro, presentimos el afilado cuchillo que cortará la irrealidad en la que vive el Pijoaparte y, sin embargo, una parte de nosotros quiere verlo despegar.

La empatía hacia este personaje se hace presente precisamente por ser un desgraciado con todas las letras, un antihéroe de los de capa caída, en muchas situaciones se nos enconge el estómago hacia sus actitudes frías, llegamos a enfadarnos con él y pese a todo, sabemos que no tiene más remedio que volcarse en esa irrealidad, que continuar ese trazo del destino firmemente dibujado y nos compadecemos del personaje y de su entorno.

El Pijoaparte vive en nuestra piel como un ente silencioso, forma parte de nosotros intrínsecamente, es el espectro que nos acompaña, desengañado, con una sensación de vacío en el estómago que intenta llenarse, infructuosamente, con una jarra de cerveza fría.

Marsé hace que un personaje así conozca a Teresa y empiece a vivir su irrealidad, también consigue que creamos entenderla a ella, sin embargo Teresa es otra cosa, otro mundo diferente al nuestro, otro personaje que pretende vivir una vida que no le pertenece, que no le es propia y que despierta para dejarnos ese sabor amargo de saber que ese sueño que quieren forjar los personajes nunca ha sido posible, simplemente ha sido un fruto de la negación de su propio presente. 

Eso es lo que nos llevamos del libro, un tarde gris sobre el cielo, las nubes tejiendo el mismo recorrido, nuestra mirada escrutando fijamente el mismo horizonte ; nada cambiará sin cambiarnos a nosotros, e incluso con ese cambio nuestro entorno seguirá siendo hostil, dificultoso, un camino que nos lleva a vivir dentro de la realidad que nos pertenece en la mayoría de los casos y que es peligroso para nosotros mismos intentar cambiar. Por eso es una historia necesaria, porque los personajes acaban igual que empiezan, quizás incluso un poco más vacíos, porque sienten que un batacazo ha sacudido sus vidas, porque son perdedores, pero siguen adelante, viven, buscan dibujarse más allá, ser ellos mismos, libres en mitad de una jaula que intentan deteriorar con su vuelo.

Comentarios

  1. Desde luego no se puede decir más y mejor en menos palabras. Tu reseña me parece perfecta. Intentaré aprender de ti; a mí me puede la verborrea.
    Un saludo

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, sin duda alguna también tengo que aprender mucho, la crítica de Marsé hacia la burguesía es algo en lo que no me he atrevido a adentrarme más por reconocida ignorancia que por falta de tiempo para escribir la reseña, es por esto que hay que seguir leyendo y aprendiendo siempre. Un saludo de vuelta ^^

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