La sombra de las letras. Concha Lavella Clemares



El mundo está lleno de lugares increíbles, a pesar de todo no hay rincón más especial que aquél que guardamos en nosotros mismos. Concha deja sobre sus versos una sombra de su mundo que se prolonga sobre su lector. Familiar en ocasiones, oculta en otras, su poesía tiene la sutileza de la sencillez que guarda en su fondo una complejidad abrumadora de la que sólo es capaz alguien que ha vivido lo suficiente como para encontrarse a si misma.



Mediante su poesía nos invita a caminar atravesando la incertidumbre de lo ignoto para llegar a la certeza de lo conocido. Sus versos, llenos de sabiduría dictan una sentencia contra la ignorancia, contra el miedo, contra esa oscuridad que nos invade : Cuando sea de noche / no olvides encender tu vela. Estos últimos versos desgarran la carne y nos ofrecen ese candor tan cercano que necesitamos no solo a la hora de enfrentarnos a la oscuridad de lo externo sino a nosotros mismos.



Dentro del universo poético de Concha encontramos, además, una poesía que nos habla de ella pero que perfectamente podría estar hablando de nosotros mismos. Y es que en algún momento todos hemos experimentado la monotonía del desierto de nuestra propia alma, el desencanto conocer nuestra propia voz y aún así describir pisadas bajo el sol, para por último liberarnos de nuestro propio dolor dejándonos un aliento de esperanza cuando descalza, sin hacer ruido, se marcha la amargura.
Leer a Concha es perderse, hacer un viaje, aprender y encontrarse así mismo, es mirarse con ojos de futuro y he de decir que pocas personas saben definir con tanta exactitud esa delgada línea que se define como nuestro horizonte. Una recomendación en toda regla.

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